domingo, 20 de enero de 2013

Sentimientos: esos loquillos...

¡Hey! Hola a todos, este es su amistoso comentarista Ark, en un nuevo delirio pseudo-filosófico-religioso. Hoy quiero divagar sobre un tema interesante que se relaciona mucho con nuestra forma de vivir: los sentimientos. Pero no en su dimensión más amplia, sino que acotado a un punto muy particular. ¿Se pueden forzar los sentimientos? Y para darle el puntapié inicial al texto, comenzaré con un frase bastante conocida.

"Ámense los unos a los otros, como yo los he amado"

Síp, esta es la parte religiosa del asunto. Esta es una de las enseñanzas básicas del Cristianismo, y a primera vista parece una gran idea. Claro, obviamente estamos suponiendo que el amor de Jesús (o Dios) es lo máximo a que podemos aspirar en cuestiones de amor. El super amor que todo lo vence, etc, etc. Independientemente de aquello, pensemos un poco en lo que esta enseñanza demanda, y para ello creo que necesitamos un punto de referencia, o sino ¿Cómo puedo saber si realmente amo? (hasta poético me salió)

Usemos el amor a nuestros familiares como ejemplo. No sé, a nuestra madre o padre, elijan ustedes. ¿Alguna vez han sentido el mismo amor por el vecino? Yo no, aún cuando puedo sentir mucho cariño por un vecino. ¿Han sentido el mismo amor por, no sé, el chofer del bus? ¿El vendedor de la esquina? ¿El conserje del edificio? Dudo mucho que alguien pueda amar a sus conocidos de la misma forma que a su familia. No porque seamos cerdos egoistas, sino porque estas personas tienen un menor efecto en nosotros. Tal vez porque no los conocemos bien, quizás porque hay cosas en ellos que no nos agradan, que se yo. Esta situación a mí me parece de lo más natural, y creo que nos representa a todos.

Ok, volvamos a la frase. Claramente tiene un sentido imperativo. Debes amarlos a todos, buenos o malos, ya que ¿Qué logro hay en amar a los que te aman?

"Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto"

Más allá de que aspirar a la perfección esta dificil (¿Que rayos significa ser perfecto, de todos modos?) Jesús nos pide que los amemos a todos. No obstante hay un pequeño gran problema con esto. ¿Es posible controlar los sentimientos? Los sentimientos surgen, muchas veces sin una causa explicable. Por la convivencia, experiencias compartidas y buenos recuerdos, el amor puede aparecer. Pero no puedes obligar a alguien a amarte (puedes intentarlo, pero no creo que tengas mucha suerte). Lo mejor que puedes hacer es intentar despertar el amor en otra persona, que es de lo que se trata conquistar a una chica, por ejemplo, pero eso no te asegura nada. De igual forma, no puedes forzarte a amar a alguien, aunque puedes fingir que sí lo haces.

Lo mismo va para otros sentimientos. Nadie va por la vida diciendo "A partir de hoy voy a odiar a Roberto" o "empezaré a sentir celos de Laura". U odias a Roberto porque es un imbécil, o sientes celos de Laura porque trata de robarte a tu marido. No lo decides, solo pasa. Entonces, no tiene sentido que te ordenen amar a la gente, porque no tenemos un switch de amor que se activa cuando nos de la gana. Y ya que estamos, bastante dificil te lo ponen algunos personajes, que parecen empecinados en que los desprecies.

Mi postura ante el tema es diferente. Creo que intentar reprimir o forzar el surgimiento de los sentimientos es, al menos, inútil. Lo que no significa que deba dar rienda suelta a mi odio. ¿Cómo reaccionar, entonces? No es necesario amar a todo el mundo, basta con que los trates con respeto y amabilidad. Si alguien te resulta especialmente molesto, puedes hablar del tema con esa persona (por favor, trata de no romperle la cara a golpes, que eso nunca soluciona los problemas) o puedes ignorarla. Si sientes envidia o celos, trata de reflexionar sobre las causas. Mucha veces los celos estan infundados, y aquel a quien envidias quizás no es tan afortunado como parece.  

Los sentimientos no se pueden activar y desactivar, pero se pueden encauzar en direcciones constructivas. Y para ello, nada mejor que la reflexión y el autoconocimiento. La moraleja vendría siendo "Conócete a ti mismo" O como dice la Dra. Ana María Polo "Sea cortés, ande con cuidado, edúquese lo más que pueda, y respete para que lo respeten"

He dicho, ¡Caso cerrado!

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